Puede que los cambios de sonido acompañen a la banda, pero el estilo del anterior disco sigue vigente en muchas trazas. Por ejemplo, la voz de Mateo y la brutal batería de Jesper, que en «Ascend» da un protagonismo fuera de sí. Una manera grandiosa de comenzar un disco que evidencia las ganas de compartir el metal extremo con el público. Por su parte correspondiente, las guitarras han evolucionado hacia ritmos medios con cierta base pegadiza en los estribillos, como sucede en «Perdition’s Hand». El bajo de Felix aparece en cada golpe de coro y con el break medial, la técnica solista de Emil aparece con la misma consistencia y técnica vista en el primer trabajo musical. Aunando la experimentación sonora y con una intro muy afilada y aguda, «Grave Maggot Future» da paso a los ritmos más característicos que se corresponden fielmente a la thrashería de este cuarteto sueco. Aunque la habilidad artística se excede, en algunos momentos, hacia lo progresivo no es razón para quitarles mérito, al revés, ya tenemos preferencia de tema. Rapidez en los golpes, mucha rabia y una actitud directa que no pierden la oportunidad de ofrecer moshpits en directo. Sarcator saca el aspecto más largo y maduro de sus ensayos en dos temas que ponen en alza las nuevas habilidades desarrolladas. En primer lugar, «Dreameater» con sus breaks acústicos y oscuros, que inclinan el sonido enigmático hacia el black/death metal. Con tiempos medios, mucha distorsión y uso de figuras alternativas, un break nos lleva a una zona aislada de thrash metal propio, dejando un solo bien nivelado y ejecutado. Después, «The Long Lost» nos lleva al oeste americano, un camino sin fin que la banda trata de mostrarnos como un símil de la creación de este disco y posterior continuación. Las partes técnicas se reparten en riffs alternantes, quintas alargadas y un bajo algo más apreciable en los breaks estructurales. No está nada mal desde el punto de vista creativo, pero repetir la misma estética acústica en He «Who Comes from the Dark» no me parece una buena opción, y más cuando la distorsión apenas cambia el estilo antecesor. Se puede catalogar un fallo premeditado; aun así, tiene su parte especial, que evoca a un thrash escandinavo más elaborado. La varianza de los tempos se agradece, así como riffs más cañeros y un solo trallero de larga duración.