KERRY KING y el inaudito renacimiento de “From Hell I Rise”

Banda: Kerry King

Nación: Estados Unidos (EEUU)

Género: Thrash Metal

Álbum: From Hell I Rise

Año: 2024

30 de noviembre… Una fecha que marca el mayor dolor que un thrasher puede sentir en lo más profundo del infierno. No es la única, pues para servidor, el 2 de mayo también significa otra pérdida irreparable. No obstante, la maldad de las llamas divinas ha resurgido para devolver la cordura a un mundo musical extremo cuya deriva no se evoca hacia un abismo de eterno placer rodeado de heavy metal. El alma del guitarrista Kerry King, oscura y veloz que guía el cúmulo de la experiencia y creatividad, le atormentaba con continuar su carrera profesional. ¿Iba a merecer la pena? ¿El público aceptaría una continuación después de Slayer? Para gustos, colores; al igual que gente para la razón. Kerry ha escuchado sabiamente a su voluntad y acatando el veredicto de su corazón, echa su andadura en solitario con «From Hell I Rise», un título muy apropiado para un disco que nace para retomar el old school más necesitado en los tiempos modernos. Trece temas no son suficientes para que la gente abra los ojos a la verdad, pero sí dan las pistas adecuadas que todo músico, amante o fan del thrash metal debe escuchar para dar sentido a su existencia.

Una introducción tan genial como «Diablo» no se puede repetir en la historia. Un riff galopante cargado de teoría musical y armonización exquisita, mientras el resto de la banda va entrando cuales caballeros del apocalipsis que dan la bienvenida a la deseada salvación. Suena tan bien y nítida que es imposible no menear la cabeza a la vez que pensar en lo que se viene a continuación. Antiguamente, la sangre caía del cielo debido a la lucha de los ángeles… ¿Pero y si éstos pertenecieran a algún? Quizás por eso, «Where I Reign» es una epopeya personal de Kerry a su carrera musical. Ritmos atronadores tan contundentes que rompen un cráneo de un simple golpe, velocidad que hace trizas un edificio en cuestión de segundos… Volvemos a recordar que Kerry no vive esta aventura en solitario. ¿Os suena esa voz tan directa y demoledora? Sí, ya que Mark no se calla ni fuera de su banda Death Angel. Un vocalista perfecto que le hace la competencia a esos solos que chispean por las guitarras de Kerry y Phil… ¿Pero qué Phil? No lo dirá servidor, sino el instrumento que se pilló en Thomann, la Jackson Signature Pro Phil Demmel B/N. Si algo caracteriza al sonido del álbum es el toque pesado y crudo que sirvió, de base, al éxito primordial de Machine Head y Vio-Lence. Kerry no tiene problemas en escoger a sus acompañantes, y como contraparte suya, Phil es la figura más apropiada que se necesita para que los temas queden empapados del old school más clásico. Ese bocado inicial de «Residue» con la batería marcando el compás y el tempo no viene con carta de presentación. Paul Bostaph no quiso perderse la fiesta que Kerry tenía entre manos, más sabiendo que, sin él, ¡no se monta ni la piñata! Técnico y bestial en sus redobles, hace que las canciones de su amigo guitarrista, compuestas en plena pandemia de la Covid19, cobren vida propia en la retaguardia, metiendo breaks de double time y ensalzando los solos como si no hubiera un mañana junto a unas líricas antipolíticas. Hay que señalar el aspecto vocal de Mark, quien se desliga del tono y timbre de Death Angel que, a oídos veteranos, no incluye en este álbum. ¡Un hecho que desliga el pasado del incipiente presente de gloria!

Estrenado como el primer single de la banda al completo, «Idle Hands» muestra la crudeza de los ritmos en mezcla con la facilidad que Mark tiene para cambiar su rabia laríngea según la letra de los versos. Sin duda, el riff previo a los solos es una pura belleza de teoría que brilla a las lecciones de una vida dedicada a cambiar el mundo del metal/rock extremo. «Trophies of the Tyrant», como bien se traduciría, resalta la colección de cabezas que golpean las paredes al unísono. Con cadencias más groove y cierto toque machacón de la base por cortesía de Paul, nos queda descubrir al protagonista de los graves, y muchos os vais a quedar boquiabiertos. Si no conocéis a Kyle Sanders, poneros Hellyeah y aprended cómo se combinan los estilos más radicales en una fusión destructiva. Justamente esa percepción es la que quiere Kerry King, ¡y Kyle la cumple al dedillo! Oír su retumbar en galope no tiene pérdida mientras ambas guitarras se dejan los trastes y pastillas en breaks inesperados. Quizás os hayáis quedado un poco cortos, así que «Crucifixation» nos pone las pilas de nuevo a través de acordes repletos de graves, acordes en contrapunto y un Mark tan bestia como su desgarradora alma. El radical break medial no convencerá a la gente, pero los thrashers no nos chupamos el dedo. Algo bueno se avecina después de esa zona melódica, siendo un chillido solista repartido en increíbles tremolos atravesando a Cristo sin piedad. Así se consigue mantener al oyente con la oreja pegada al altavoz o los auriculares, de modo que, estimados detractores de los artistas, Kerry King os mete una patada en vuestro bonito culo si no entendéis este simple razonamiento.

Si hay que explicar los temas de «Tension» y «Everything I Hate About You», mejor haceros esta pregunta previa: ¿Qué raíces hicieron crecer al género del thrash metal? Quizás ya sepáis la respuesta, y sí, Kerry hace gala de su tremenda influencia en el punk/hardcore en un doblete breve e intenso, donde se observan las principales características de la rebeldía musical. «Tension» deleita el ambiente tétrico con una pesadez potente gracias al bajo de Kyle y las dotes de Paul, realzando la tracción de los ritmos a tempos medios. Viceversa como un cruel pelotazo intencionado, un minuto y medio basta para que la banda machaque al público en un moshpit salvaje e inhumano; ¡eso sí que nos gusta, joder! Rapidez en todos los instrumentos y Mark, de forma sorprendente, corre más que ambos guitarristas. Mientras la mayoría de la sociedad (a excepción de los sanitarios y personal laboral de primera línea) perdía el tiempo en la pandemia, Kerry dejaba volar su imaginación en la música y la lírica, incluso cuando el Covid19 le tenía encerrado en su habitación con cierta sintomatología. Una prueba de que el thrash metal del guitarrista va para largo es «Toxic» y sus múltiples riffs compuestos en escalas y tonalidades menores que dejan un sabor virtuoso poco común en Kerry. Estudiar sirve de algo, ¡así que manos a la obra! La vuelta al mundo del punk y la cuna de los géneros extremos es «Two Fists». Dilatando el sonido hacia un ambiente pegadizo y juguetón, los artistas se mueven en el glorioso pasado interpretativo de las raíces musicales, dejando un tema que funciona bien ante un público exigente y capaz de cautivar a nuevos fans.

¿Nos atreveríamos a pensar que el disco acaba? Evidente que sí, por lo cual, hay que ahondar en el arsenal thrasher. Aunque «Rage» nos maree en los primeros segundos, Mark traza la línea a seguir mientras que Kerry y Phil se comen los ritmos a velocidad de vértigo. ¡Dale más, Paul, por favor! Los insólitos breaks no permiten tregua alguna, y la relativa despedida podría engañar a más de uno. Tratar la guerra tiene un carácter delicado, y para ello, Kyle saca partido a su bajo en «Shrapnel» disparando proyectiles de forma indiscriminada. Cualquier arma bélica palidece ante la visión musical que tiene Kerry King sobre esta arma de destrucción masiva. A decir verdad, el riff principal aquí serviría de introducción en una trágica ópera antisocial… ¡Qué idea, jamás lo habría pensado! No podía faltar, como cierre de este inaudito álbum, la canción homónima. Rapidez desatada, refinadas técnicas desarrolladas a lo largo de las melodías, la voz de Mark fuera de sí, Paul y su incesante labor percusionista, Phil en la salsa groove/thrash del sonido de estudio, los graves de Kyle sosteniendo la estructural compositiva, la locura de Kerry libre sin cadenas que le aten al pasado… Es que no hay forma de establecer una preferencia, pues el disco en sí es una puta obra de arte que tiene que rompe la tierra, ensordece el aire, ennegrece el agua y domina el fuego. Podrían ser los temas, el magnánimo equipo de integrantes que arropan al guitarrista, el brutal sonido y la producción… ¡Tantas cosas en tan poco tiempo! Y lo mejor de todo, es que para hacer esta reseña, se ha escuchado cinco veces este disco en la noche, ¡cinco! Un exceso que casi hace la competencia a las lágrimas expelidas mientras las manos escribían estas líneas. Vuestro redactor y crítico Wesker le adjudica el máximo honor de un 10, el cual bien corto se queda. Kerry King nunca ha vuelto del infierno thrasher, sólo le ha dado más sentido bajo su perspectiva, sin afán de superación a Slayer ni viceversa. El motivo radica en continuar el camino iniciado hace más de cuarenta años, sea como sea, y contra toda la adversidad.

TrackList

1 – Diablo

2 – Where I Reign

3 – Residue

4 – Idle Hands

5 – Trophies of the Tyrant

6 – Crucifixation

7 – Tension

8 – Everything I Hate About You

9 – Toxic

10 – Two Fists

11 – Rage

12 – Shrapnel

13 – From Hell I Rise