Toda historia necesita de un prólogo en un ritual, de modo que la imaginación nos lleva a un amanecer donde el sol está a punto de salir. Los arpegios y melodías de la instrumental «Daybreak» dan el momento de salida a la poderosa voz de Alexander en el tema homónimo, quien iluminado por la gracia divina, expresa su versos curativos ante la explosiva llegada del resto de integrantes. Rodeados de un aura sonora nítida y en un ambiente nivelado por Richie, Chris da rienda suelta a su guitarra cual ave sobrevolando los templos. Un corte radical al bello despunte celestial, «Headnut» rompe la estructura progresiva con un aumento de los graves con un Giovanni sublime, la fuerte pesadez rítmica de Chris y la clara batería de Micha en sus platillos con la dualidad caja-bombo. Aunque se conforma un estilo power bastante notable, Ivanhoe no cruza la línea roja en beneficio de los breaks donde Giovanni se recrea a sí mismo hasta que toma el protagonismo absoluto en «Moments of Time». El ritual adopta un toque insólito y ante la máxima expresión de una labor bajista, Alexander nos quiere despedir de un mundo que no entiende la perfección de la adoración solar. Después de un «Goodbye» acústico simple y emocional, la relativa balada «Small Path Home» mete la distorsión a la guitarra para que sintamos el vacío que la eternidad nos da en su frío abrazo. El tono, algo recrudecido en los versos, se mueve por los cambios melódicos en un dúo de demora sonora que Chris culmina en un precioso muy técnico.