Con un título más que rockero, «Kiss the Night» es todo lo contrario de lo que supondríamos. El riff principal es una brutal apisonadora que junto a la caja de la batería, revienta los oídos sin piedad. La voz es sosegada pero con cierto punto colérico que en el estribillo se convierte en un galope coral. Por detrás, el bajo rellena los breaks estructurales para dejar paso a un solo puntiagudo y bien ejecutado. Un bocado tan genial sigue con el tema homónimo del disco, donde una ambientación nos introduce a la pesadez de los graves en todo su esplendor. Las armónicas melodías del bajo se transforman en unos ritmos técnicos y versos cabalgados mediante un sonido limpio y poco distorsionado. Estos checos saben cómo mover al público en un moshpit, ya que algunos riffs mediales no pueden dejarse de headbangear. Sin más que decir, ya sabemos hacia dónde dirigir nuestro gusto preferente. A diferencia de los anteriores, «Throw It Away» mezcla el old school con un estilo más core/groove. A tempos altos, los ritmos se suceden ante la batuta de la batería y su doble pedal, sin olvidar al bajo. La inclusión de coros como tal y alguna intervención esporádica del resto de integrantes también es un punto muy a favor. El propio grupo tenía que hacer honor a su nombre, de modo que «Balkon» se dirige más hacia el heavy thrash. Sin embargo, la presencia continua de los graves nos emociona como si estuviéramos en las décadas pasadas. Parece como si el trío artístico nos quisiese recordar los viejos tiempos a lo bestia, mezclando las líricas cortas y gritos al unísono. Algo parecido ocurre con «The New World», dando más simpleza a los riffs y enfocando la estética hacia un heavy metal moderno sin la radicalidad de los géneros extremos. Los acordes de ruptura previos a los versos balancean la thrashería de forma magistral, creando un escenario adecuado para un moshpit. «The Curse», a mucha diferencia del anterior, se vuelve una locura thrasher, cambiando nuestra opinión radicalmente. Recrudecer la batería y dejar el bajo a su libre albedrío nos hace saltar el corazón del pecho. La voz de Tomas aquí resulta muy atractiva, pues da la sensación de ser punk y rockera a la vez.