Siempre he dicho que Artillery tiene un don técnico para la creación de sus obras, aparte de la velocidad e imaginación. Quizás por ello, «The Devil’s Symphony» da una extraña obertura tan genial como se merece un disco de aniversario, si acaso se puede alegar tal término. La genialidad interpretativa se extiende por riffs y melodías como un río de llamas imparable. Nadie se queda atrás, lo cual demuestra que la trayectoria de los daneses es admirable. A diferencia del resto del elenco europeo, la banda sabe unir ritmos con la esencia propia del thrash moderno. De ahí, las plegarias musicales de «In Thrash We Trust» evidencian una clara imposición religiosa al género extremo que nunca abandonarán; mucho menos los tremendos y creativos riffs de Stützer. El triste fallecimiento de Morten Stützer no hizo que su hermano cesase en su sueño de dar guerra al mundo y los fans. El reclutamiento de Kraen Meier otorga un toque thrasher más clásico que, en contraste con el líder de Artillery, queda muy bien en aspecto sonora. Una prueba de lo mencionado se halla en «Turn Up the Rage», donde ambos guitarristas se enzarzan en una batalla para demostrar que el thrash danés tiene vida para largo. Faltaría verlos en directo, ¡pues la mezcla de talentos ha de ser maravillosa! La voz de Bastholm sigue impecable, lo cual parecería raro a un iniciado de la banda. Limpia, toques orquestales, sin guturales… Es como si un ángel se hiciese metalero sin dejar de vestir en blanco y oro. «Silver Cross» es otra elegía a un estilo moderno con un estilo que recuerda a los primeros trabajos de los años ochenta. El bajo de Thorslund pega unos martillazos que, sin duda alguna, hacen al tema grandioso en la base. El aspecto musical está muy cuidado, pues bajo la tutela de Metal Blade Records, ¡no se puede esperar otra cosa! Si combinamos la experiencia de Stützer como interprete y productor, es muy difícil cometer fallos apreciables.