Extenuando la fantasía circundante, «Capture the Dream» empieza en un fabuloso riff galopante que, con una base propia del anterior álbum, recrea el poder de Joacim para guiar la canción sin apenas esfuerzo gracias a las quintas en tétradas. Es de admirar la alta sincronización que hay en Hammerfall y la cohesión de compañerismo cuando se trata de hacer saltar al oyente y romper la voluntad del público en favor del disfrute musical. Ni siquiera el ser más insensible del mundo podría resistir el dueto cordófono que presenta el final interpretativo, el cual enlaza a «Rise of Evil». ¿Un tema con un sonido intenso, envuelto en una rapidez relativa y ritmos cargados de notas alternantes? Sólo «Renegade» se atrevió a tal proeza y de nuevo, la jugada inclina el análisis con un beneplácito hacia la banda. Aunque el estribillo corta la energía de los versos, se demuestra que Oscar y Pontus saben correr si la ocasión se les presenta de forma única. Finalmente, y con un estilo magistral que contrasta abiertamente con el inicio, el mazazo rockero de «Time Immemorial» se sirve de una estética diversa donde impera la predilección de la combinación entre potencia y belleza musical. Podemos ser rudos y valientes sin piedad al igual que cambiar a la liricidad melódica y adecuar la pasión a la imaginación más exquisita posible. Sin duda, se trata de otra obra de arte cuyo propósito hace levantar a los caídos y llevar sus almas al paraíso que se merecen. Nos han cogido desprevenidos al máximo, pues tras el brutal «Dominion» y la sucesión de «Hammer of Dawn» el público quizás esperaría algo de calma en la voz de Joacim, mucho temple en Oscar y Pontus, más alegría en Fredrik y David… HammerFall no quiere rebajar su poder musical, pues hacerlo sería una falta de educación respecto a quienes les auparon al estrellato. Vuestro redactor y crítico Wesker le adjudica una respetada nota de 9,5. Jamás se han oído tantos vítores por las grietas de la tierra… ¡Y hay que insuflarles más vida aún con el vigoroso aliento de Hammerfall!