SEPULTURA

No había nadie exhausto en el recinto, fueran asistentes, técnicos o prensa. Todos esperábamos, con mucha ansia, a los míticos SEPULTURA, que venían en plena presentación de su último álbum, Quadra. Al apagarse las luces, los gritos y ovaciones se conjugaron con la salida de los fabulosos artistas brasileños. A las cuatro cuerdas, Paulo no quitaba la vista de su bajo, el cual aporreaba y lo hacía sonar en todo su esplendor. El guitarrista Kisser derrochaba tanta pasión y energía que ni se le veían los dedos sobre los trastes, ya que tocaba a tanta velocidad y técnica que le hacía honor a su trayectoria interpretativa. Obligando al micrófono a captar todo el poderío de su sistema laríngeo a la fuerza, Derrick rompía los sistemas de sonido y amplificadores con la potencia que sólo él sabe dar, al igual que su dedicación y carisma hacia el público. Por último, la batería de Eloy retumbaba de tal manera que los pilares y el suelo de la sala vibraban al son del bombo y la caja. El sonido fue perfecto en toda la velada, como si los técnicos hubiesen sido coaccionados a no fallar bajo pena de muerte. Los solos bien agudos y afilados, los graves manteniendo la estructura musical, la percusión marcando el ritmo, la voz avivando la furia y detallando cada letra… Un show perfecto que no tuvo pegas por ningún lado. Incluso el público se deshizo en caóticos moshpits y la actitud misma de un concierto similar. No hacía falta animar, ¡la ocasión lo merecía por sí sola! Un año es mucho tiempo de espera para una gira de tal calibre. Si hablamos del repertorio, Quadra no fue lo único que sonó en la noche, ¡ni mucho menos!