Crónica: GALIA METAL FEST: 1º Día (Los nacionales y las novedades triunfan)
A tiempo justo y con muy poco público presente, la banda ECSTATIC VISION salió al escenario tras la breve prueba de sonido. Ahí estuvo el principal problema de los americanos, la falta de sonoridad en todo momento. Las canciones se distinguían, sí, pero no tanto los instrumentos, creando un cúmulo instrumental difícilmente diferenciable. Haciendo honor a la media hora aproximada de actuación, la mayoría de las críticas se dirigían hacia la poca presencia del Saxofón de Kevin, cuya destreza manual con el instrumento de viento nos dejó con ganas de más. Con un estilo psychodelic rock/metal y muy espacial, ECSTATIC VISION demostró el poder de la música de las décadas doradas de los 60’ y 70’ donde bandas como ATOMIC ROOSTER o PINK FLOYD lideraban las listas de ventas. A pesar de la falta sonora, Doug y Michael mantuvieron la entereza de la guitarra y el bajo, siendo las cuatro cuerdas muy constantes y rellenando los huecos rítmicos en los breaks. Su música abrió la nostalgia de los más mayores, pues era como una vuelta a los tiempos iniciales de la democracia española. Los aplausos finales les despidieron a lo grande, demostrando la gran acogida que se les dio como el inicio del festival, a pesar de la poca presencia asistencial.
La llegada de Dess catapultó a EASY RIDER a cosechar éxitos uno tras otro y el Galia no fue una excepción. Siendo el primer bocado musical nacional, la legendaria banda tuvo de todo durante su show, donde Dess volvió a demostrar su poderosa voz ante el creciente público. Incluso, la banda hizo un acto conmemorable al interpretar el tema Tiempo con el vocalista original, Eugenio, quien se desenvolvió de forma perfecta y sincronizada con la malagueña. Un concierto genial de principio a fin, en todos los aspectos. Javier y Daniel siguen conformando un dúo guitarrista imposible de superar. Los ritmos y solos que se repartían hacían que el sonido tuviera una nitidez y claridad impresionante. Al lado, José hacía temblar los altavoces con la potencia de su bajo, sin dejar las estructuras vacías de habilidad grave. La batería de José María apoyaba cada tema de una forma sublime y por supuesto, la imponente presencia de Dess hizo que el público se rindiese a ella. Dejando el listón muy alto, EASY RIDER acabó su actuación con un ambiente caldeado. Algunos asistentes pedían más y si hubiera habido más tiempo, un bis estaría más que asegurado.
Renacidos de las cenizas de DISTILLATOR y con el recuerdo de un impresionante show en Madrid con la gira del Activate Europe, los holandeses CRYPTOSIS regresaron a España con la intención de continuar la presentación de su álbum debut, Bionic Swarm. Con el mismo tiempo de interpretación que hace meses, Frank, Laurens y Marco reventaron la burbuja de ánimos que las bandas antecesoras habían aunado en el Galia. Moshpits tan intensos sólo se vieron con ellos, y es que la ocasión thrasher lo merecía sí o sí. El despliegue tecnológico y decoro de ficción mostrado en Madrid no les hizo falta para que la gente se destrozase las vértebras cervicales mediante un headbanging brutal, dedicado y motivador. Con una elegancia inaudita, el bajo Rickenbacker retumbaba como una apisonadora bajo las manos de Frank, mientras las técnicas guitarreras de Laurens no se podían analizar de lo rápido que tocaba, fueran ritmos o solos. Por detrás, Marco tuvo que utilizar un par de juegos de baquetas más debido a la fuerza instrumental que expelía. Si juntamos todo lo expuesto, el sonido podría haber derribado el recinto del polideportivo si no estuviera tan cuidado. CRYPTOSIS consiguió ganarse al público desde el primer rasgueo y pocos quedaron invictos del huracán thrasher.
La gente quería más bestialidad tras el paso de CRYPTOSIS y ahora, le tocaba el turno a Alemania. El sello discográfico personal de Noisebringer Records nos trajo una reciente banda muy curiosa, KANONENFIEBER, cuya temática principal era todo lo relacionado con la Primera Guerra Mundial. Vestidos como soldados y en un escenario similar a una verdadera trinchera bélica de Verdún, un estilo blackened death metal ensordeció a un Galia inmerso en una atmósfera puramente inédita y que sorprendió a muchos asistentes. Con un reciente disco lanzado a mitad de la pandemia, Menschenmühle, los germánicos hicieron de las suyas a cada tema, pues había de todo lo que no se esperaba en un concierto de metal. Discursos bélicos, zonas acústicas, tremendos solos de cada intérprete y la actitud impasible de su líder, Noise. Cubiertos sus rostros en todo momento mediante máscaras, estaba claro que la banda disfrutaba haciendo saltar y corear a la gente asistente. Todo fuera por crear un espectáculo digno del horror bélico, pero sin mortalidad y con un sonido tan nítido que casi se oía respirar a Noise tras cada verso. No hubo fallos técnicos, o al menos, eso se demostró en un atardecer que supuso la revelación musical de la primera jornada del festival.
Muchos los consideran como los nuevos MOTORHEAD y no errarían al decirlo. Aunque ASOMVEL ha pasado por muchas etapas duras, como la muerte de su primer bajista y cantante, Jay-Jay, y la dureza de encontrar un batería permanente, la banda parece haber hallado la estabilidad este año y como uno de los platos fuertes del Galia, no defraudaron en la ejecución musical de su particular estilo hard rock/heavy metal británico. Casi podría alegar que la gran parte del público quería verles a ellos en exclusiva. ASOMVEL era una apuesta segura dentro del elenco de grupos, hecho que se cumplió al dedillo. Guitarra y bajo comparten algo más que cuerdas y sonoridad, pues Lenny y Ralph dejaron claro que su estrecha relación familiar no es sólo sangre y ya está. Jugando entre riffs y coros, ambos se compenetraban muy bien con su reciente percusionista, Dave, quien tiene toda la pinta de quedarse tiempo en la banda. Sacudiendo al público con temas como World Shaker, Runnin’ the Gauntlet o Steamroller, las semejanzas entre MOTORHEAD y ASOMVEL se disolvían por momentos, pues entre el sonido clásico y la alta potencia del bajo, era como ver el origen de una gran banda en el futuro. A modo de recordatorio de su fallecido integrante, el final vino con Full Moon Dog, himno de los británicos y que les despidió por todo lo alto entre la multitud que les pedía más temas.
No diremos que están mayorcitos; más bien, que el vino sabe mejor cuanto más añejo es. Un símil adecuado para OBÚS, ya que no hay manera de pararles los pies a Fortu y compañía, sea en el estudio o en directo. Sin embargo, en el Galia tuvieron un pequeño tropiezo, especialmente en el aspecto teatral. Sabemos que OBÚS son legendarios, y nadie les puede quitar ese aspecto de la historia nacional cultural. Lo malo recae en que la gente suele pagar por ver a los artísticas tocar, no hablar o hacer escenografía que sólo roba tiempo que se podría invertir en tocar más temas. Oír hablar de Fortu, Paco y el resto es garantía de escuchar temazos que han marcado a la sociedad española como Juego Sucio, El Que Más o Vamos Muy Bien. No faltaron muchos más y hay que reconocer el mérito de lo bien que suenan en estos tiempos modernos tras tantos años en la carretera. Sin duda, saben conservarse y aunque estuvieron algo estáticos en el Galia, el público más mayor disfrutó como si estuvieran en su niñez. Aparte, Fortu tiene ese carisma tan especial que hace ganarse a la gente con pocas palabras. Con Dinero, Dinero y Va a Estallar el Obús, algunos espectadores bailaron al son del ritmo, lo cual denotaba el ambiente festivo que se vivía entre leyendas vivas de nuestra música metalera. Aunque la despedida no fue muy sentida, Fortu dedicó un discurso propio como agradecimiento final del show.
Cuando vinieron a la edición pasada del Skulls of Metal, los británicos AVENGER se quedaron sorprendidos del gran recibimiento que tuvieron en tierras jienenses. Quizás les gustase esa sensación, porque en su regreso a España por el festival del Galia, dieron aún más de sí, a pesar de que los horarios estaban más que descuadrados y la rapidez del cambio de grupos apenas les dio tiempo de probar el sonido. Liderados por los integrantes originales Ian y Gary, AVENGER volvió a repetir el fantástico show del año pasado aunque con un poco de prisa por acabar a tiempo. Con sus míticos álbumes ochenteros de Blood Sports y Killer Elite, adalides del mejor metal old school, AVENGER continúo su legado moderno con un sonido renovado y nuevos integrantes como Liam y Sean a las guitarras. Un punto intermedio del milenio que dio más vigorosidad y plenitud al show con puños en alto y coros continuos. Entre juegos de luces intermitentes y mucha actitud frontal, Ian sacó lo mejor de sí en temas inmortales como MM. 85 o Death Race 2000. Por otro lado, Under the Hammer y Revenge Attack en los términos finales nos evidenciaron un show con un tinte añejo y cierta nostalgia, pues los clásicos nunca mueren si el público así lo desea. Por ello, el Galia cerró su primer día con un notable alto y con ganas de más.
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