De siempre, Axel ha sentido una profunda devoción hacia uno de los padres del metal/rock británico y mundial, Led Zeppelin. En calidad de memoria y respeto hacia Plant, Page y compañía, «Inmigrant Song» se interpreta en una versión idéntica con los clásicos sollozos de un Gioeli que no se contiene en sacar sus octavas laríngeas de gala mientras los instrumentos son guiados por Rondinelli gracias a sus redobles nostálgicos. Quienes escuchen esta adaptación sólo pueden estar de acuerdo con Axel en que “Led Zeppelin va a sonreír abiertamente con este clásico reinventado.” Por otro lado, notando ciertos efluvios orientales y exóticos en las progresiones musicales, «Darkest Hour» levanta el polvo circundante con otra textura de puro hard rock repleto de agudos y coros encaminados a que el público se una a la banda durante toda la ejecución. No se puede quitar mérito sonoro a Volker, pues casi simula ser otra guitarra al final de los versos. La forma en que Axel complementa al estribillo es, sin lugar a dudas, ¡una maldita genialidad armónica! Los diez minutos de «Ankhaia» sólo provocan que nos quedemos asombrados (y boquiabiertos) ante la enorme influencia de las primeras civilizaciones y su conocimiento primigenio del arte musical. Acústicas pesadas e hipnóticas, Gioeli cambiando su voz a las condiciones líricas, ritmos lentos y enérgicos en contrapunto, breaks ambientales egipcios y ante todo, la capacidad exclusiva de enganchar al oído y que el sonido no se torne tedioso o monótono, ni siquiera en la expresión solista de Axel. Aparte de la salvación y la vida eterna, la maldad también cabida en el universo creado por el quinteto, pues «Hell’s on Fire» hace que los aires de la velocidad y la agresividad del speed/thrash gane terreno para que el contraste tonal de Gioeli rompa el estilo sin darnos cuenta, salvo por la templanza teclista de Ferdy.